Nayla nos comparte su historia en esta bella caja con tres fanzines, que son tres capítulos de distintas etapas de su vida.

Nos comparte cómo es crecer en Iztapalapa, de la relación con su familia, de la incomodidad con su cuerpo y de saberse mujer trans.

Los relatos nos llevan a esas noches en el Spartacus, a tomar micheladas, a los shows con sus amigas y a las continuas decepciones s*xoafectivas con hombres que solo buscan la curiosidad o saciar una fantasía.

Es un texto bellísimo repleto de experiencias compartidas con una comunidad de mujeres trans que transmiten su sabiduría ancestral y secretos como estrategia de cuidados.

Leer a Nayla me hace pensar en la importancia de la circulación de narrativas y escrituras trans para acompañar a las infancias y juventudes que no han podido acompañarse de Naylas, que les aporten experiencias y consejos en la construcción de su feminidad.