Emociones lentas’ es una antología de tres poemarios: Antitierra (2014), Piedras preciosas (2018) y Pirámide (2023).

Valeria se detiene en las cosas o situaciones cotidianas que pueden pasar desapercibidas y les inyecta densidad. O bien, trata temas pesados con sencillez, colocándonos en una imagen cotidiana.

Los poemas se sienten en las manos, como si sostuviéramos la textura del desgaste o piedras rugosas que se multiplican al guardarlas.

Entre las páginas hay muchas piedras. Piedras que se cuelgan en el pecho. Piedras hermosas que destruyen otras piedras hermosas. Piedras que solo existen en los sueños. Piedras pesadas que acompañan un trayecto. Piedras que son astros y eclipses.

Nos invita a percibir lo que se escapa de la atención para detenernos en lo sutil, lo lento, lo inaccesible, lo imperceptible que atraviesa otros cuerpos. Lo que se tarda en decirse o en llegar. Nos lleva a una cúspide donde solo ella conoce el paisaje.

Es un poemario al que regresaré una y otra vez.

Les dejo mis poemas favoritos

 

PERO ¿Y DESPUÉS?

¿Qué se puede hacer

con una emoción

que ya tuvo su turno

su hora de seda?

(página 153)

 

A LA DEBILIDAD SE ENTRA

como a un país extranjero:

las señales confunden.

La música está ahí como algo que cubre

una música mejor.

Debajo del cilencio

lo que hay

es el óxido de todo lo que no se dijo

por temor a decirse

y quedó dicho a los gritos

quedó dicho mal, quedó dicho para otros

(página 102)

 

LO QUE LA LUZ DEL SOL LES HACE

en privado

a los árboles del bosque

y vemos

en flashes de velocidad

mientras cruzamos la ruta

como por una cerradura momentánea.

(página 105)

 

UN ZORZAL CANTA

desde el fondo

marino

de la noche.

Me asomo.

Se detiene.

No hay nada

entre el zorzal y yo

ni entre nosotros dos

y las emociones lentas

del universo

(página 115)

 

Reseña de Dora Navarrete (@dorudora)