El lector en su paraíso es un libro que se niega a la categoría. Un libro de naturaleza salvaje; un juego lector variado, complejo y hermoso. Este artefacto-libro es, en realidad, bastante simple de resumir en apariencia: es un libro que recopila las listas que el lector fue encontrando a lo largo de un tiempo determinado y que están, a su vez, ordenadas de manera alfabética.
Sin embargo, el texto rebasa la superficialidad y tensa los límites entre la capacidad autoral y la capacidad lectora de nombrar algo cuando se lee. El autor, Jacobo Zanella, a lo largo de toda esta obra no tiene comentarios, no añade notas, no corrige. De él no hay un rastro explícito que seguir, nos enfrenta directamente al texto sin previo aviso, de la misma manera en que nos lanzamos a la lectura: con mucha confianza y con poca información. Nos confronta con lo que la larga lista de autores nos tienen que enlistar, enumerar y nombrar.
De él sólo tenemos su capacidad de médium entre nosotros y algunos autores como Cynthia Ozick, Roberto Bolaño. Alberto Manguel, Annette Gilbert, entre otrxs.
Lo bello de esta confrontación entre autor/lector es que nos deja ver la vastedad y genialidad lectora que acompaña a la autoría. Todo lo que nos construye es, a su vez, todas las lecturas que subrayamos y que permitimos que nos atraviesen o como dice Annie Ernaux “(leer) es aceptar que una voz irrumpa en la conciencia y ocupe el lugar de la nuestra”. Por ello, presiento que El lector es un paraíso es una manifestación del autor mucho más íntima y radical que la que cualquier otro libro, no sólo por lo que logra contener y tensar, sino por la forma tan natural y heterogénea de presentarse antes nosotros como lectorxs, es decir, como un lector más.
Este libro entonces me parece la culminación, considero, de uno de los principios lectores más bellos: la complicidad. Por tanto, este libro no es únicamente un ejercicio, un experimento o un desliz creativo sino una forma de consulta, una especie de biblioteca caótica y autónoma, una forma de lectura y relectura casi que imposible, como su mismo subtítulo lo indica. Una forma, por qué no, de ponerse detrás del texto y empujarlo a salir a combate donde nosotrxs estamos en la primera fila de batalla.
Reseña de Yomara Naomi